Publicado en ElReferente.es 21 de marzo de 2019

FCRE: los vehículos más eficientes para venture capital

Son europeos, no porque sean fondos públicos de la Unión Europea, sino porque se encuentran “armonizados” a nivel europeo.

Los FCRE son, desde múltiples puntos de vista, la forma natural y eficiente para canalizar inversiones en venture capital.

Desde hace unos meses, resulta cada vez más frecuente ver, en el mundo del venture capital, las siglas FCRE.

¿A qué corresponden estas siglas? A “fondo de capital-riesgo europeo”, aunque dicha expresión no refleja bien del todo las notas características de este tipo de fondos.

En primer lugar, son fondos que se lanzan para invertir en venture capital, que es realmente el segmento para el que están concebidos. De hecho, en inglés, a los FCRE se les llama “EuVECA”, European Venture Capital Funds, denominación que expresa mejor su vocación inversora.

Son europeos, no porque sean fondos públicos de la Unión Europea, ya que son promovidos por la iniciativa privada -sin perjuicio de que algunas instituciones públicas (p.ej. el Fondo Europeo de Inversiones, FEI) inviertan en ellos en algunas ocasiones-, sino porque se encuentra “armonizados” a nivel europeo. Esto quiere decir que las normas que les resultan de aplicación (básicamente, el Reglamento Delegado Europeo 345/2013) son las mismas en todo el territorio de la Unión Europea, con independencia del Estado Miembro en el que se constituyan.

Su presencia es cada vez mayor en el mercado español de venture capital porque son una alternativa atractiva y eficiente a otras posibles figuras de fondos que podemos encontrar en nuestra regulación, como podrían ser los fondos de capital-riesgo (que encajan mejor en estrategias de private equity), o bien los fondos de capital-riesgo PYME, un tipo específico de fondo de venture capital que no ha terminado de despegar en un nuestro país por determinadas razones (entre ellas, las propias ventajas que presentan los FCRE).

Los FCRE se centran en venture capital porque solo pueden invertir en sociedades con menos de 499 empleados, siempre que no estén cotizadas (o, si lo hacen, que sea en mercados de PYMES en expansión). A pesar de que los FCRE se denominen fondos de capital-riesgo europeos, las sociedades en las que invierten no tienen que ser necesariamente europeas. La entrada en dichas empresas debe hacerse, principalmente, en su capital, sin perjuicio de que luego después puedan concederles préstamos.

Además, los FCRE no tienen límites de diversificación, por lo que podrían limitarse a invertir en una sola compañía. Esto les diferencia de otros tipos de fondos similares, que están obligados necesariamente a invertir en diferentes empresas y proyectos para mitigar su riesgo.

Como una de sus principales ventajas, los FCRE pueden captar no solo inversores institucionales y profesionales, sino también inversores minoristas, tanto en España como en cualquier país de la Unión Europea, siempre que éstos se comprometan a invertir al menos 100.000 euros en el fondo y declaren por escrito que son conscientes de los riesgos de la inversión, sin que esto exija mayores requisitos para el fondo.

Los FCRE los debe gestionar una sociedad gestora, que es quien decide en qué compañías debe invertir el FCRE en cada momento. Esta gestora no puede ser cualquier sociedad, sino una autorizada por una autoridad pública, la cual, en el caso de España, sería la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Ahora bien, las gestoras de FCRE están sujetas a requisitos algo más laxos en términos de recursos propios, medios materiales u organizativos, en comparación con sociedades que gestionen otros tipos de fondos. Por ejemplo, su capital social debe ser de al menos 60.000 euros (el mismo que cualquier sociedad anónima), frente a los 125.000 euros que se exigen a estas otras gestoras.

Por el contrario, los FCRE no están obligados a tener un depositario -es decir, una entidad que custodie los activos del FCRE y que supervise la actividad de la gestora- en ningún caso, incluso si se comercializan a inversores minoristas. Esto reduce la complejidad operativa del fondo y le libera de costes recurrentes que puedan incidir negativamente en su rentabilidad.

Por otro lado, los FCRE alcanzan también cierta eficiencia en el plano tributario, ya que su tratamiento fiscal es el mismo que reciben los fondos de capital-riesgo españoles. Así, de cara al impuesto de sociedades, las plusvalías que el fondo obtenga de sus inversiones pueden estar exentas al menos en un 99%, y los dividendos que reciba de sus participadas pueden llegar también a encontrarse exentos.

Todo esto convierte a los FCRE, desde múltiples puntos de vista, en la forma natural y eficiente para canalizar inversiones en venture capital en nuestro país.